Te presentamos cómo puede afectar el Covid-19 la inteligencia social de los niños, ya que no sólo afecta la educación sino su aprendizaje social.
Cómo afecta la pandemia la inteligencia social en los niños
Hoy en día los niños recuerdan con emoción el primer día de clase, o quizás anhelan conocer nuevas personas.
Según las investigaciones muestran que el entusiasmo y el estrés son las dos reacciones que se tienen al comenzar la escuela, además, es revelador que gran parte de esta respuesta emocional sea social.
Los niños son aprendices sociales entusiastas y desarrollan habilidades como resolver conflictos, compartir y empatía.
La mayoría de los niños han asistido a grupos de padres y niños pequeños o a la guardería antes de comenzar el colegio.
Desde que inicio la pandemia por el Covid-19 se han perdido muchas oportunidades de aprendizaje social.
Pero esto, ¿Cómo afectará esto al desarrollo de los niños y qué podemos hacer al respecto?
El desarrollo social cognitivo en los niños
El cerebro de los niños comienza a desarrollarse poco después de la concepción y continúa al menos hasta la edad adulta.
Y se está formando una interacción compleja entre los genes y el medio ambiente.
Asimismo, la cognición social, existe evidencia de periodos críticos en el desarrollo del cerebro, como en la adolescencia.
Pero el desarrollo social cognitivo, comienza en el primer año de vida, es cuando los niños comienzan a desarrollar la “la teoría de la mente”, es decir, comprender lo que piensan los demás, continúa hasta los cinco años.
Además, el juego es una parte importante del proceso ya que implica mucho contacto físico y el desarrollo de amistades, lo que ayuda a los niños a afrontar las emociones y mantenerse mentalmente fuertes.
Según los investigadores todavía no se comprenden totalmente las formas en que los confinamientos afectarán a los niños debido a interacciones sociales reducidas o retrasadas.
De acuerdo, a un reciente estudio proporciono evidencia de que la cognición social de algunos adultos se ha visto afectada por los confinamientos del Covid-19.
El estudio mostró que las personas experimentaron una reducción en los sentimientos positivos, lo que los inclinó a pensar negativamente, lo cual se relacionó significativamente con su conexión social.
Es muy probable que los niños sean aún más vulnerables en lo que se trata de los efectos a largo plazo de un retraso o ausencia en la interacción entre pares.
Sabe que el desarrollo del cerebro social es una calle de dos sentidos: el entorno, en este caso la interacción social entre compañeros, afecta al cerebro y el cerebro afecta a la respuesta emocional y conductual a los compañeros.
La cognición social no solo es necesaria para el éxito en los entornos escolares y laborales y las relaciones personales, sino también en la “cognición caliente” en general, que es esencialmente un razonamiento emocional tomado como un todo.
Por ejemplo, si los niños no pueden tener juegos creativos con otros niños, es probable que también se vean afectados el aprender a empatizar, comprometer y manejar sus emociones y el desarrollo del lenguaje y la comunicación social.
De hecho, se demostró que los niños con mayor cognición social obtienen mejores resultados en la escuela secundaria.
Pasos a seguir
Para los niños pequeños confinados, los Zooms y las reuniones remotas simplemente no son suficientes.
Una madre, que tuvo que lidiar con confinamientos perpetuos, explico que el problema muy claramente. «Mi hijo de seis años de repente se pone muy tímido cuando habla con sus compañeros de clase en Zoom», dijo.
«Y los niños no solo se pierden de ver a sus compañeros, sino que los modelos a seguir adultos, como los abuelos y los maestros, también desaparecen de repente», agregó.
Algunos niños, incluidos aquellos que son tímidos o ansiosos y aquellos con trastornos del desarrollo neurológico como el trastorno del espectro autista (TEA), pueden verse especialmente afectados.
Respecto a este último grupo, es importante que los tratamientos psicológicos y farmacológicos se inicien a una edad temprana, lo que implica interacción social.
Un estudio recientemente mostró que es posible mejorar los síntomas del TEA en niños pequeños de tres a seis años con TEA grave.
Por lo tanto, lo mejor que pueden hacer los padres en este momento es asegurarse de que sus hijos pequeños tengan oportunidades de jugar e interactuar socialmente con otros niños tan pronto como termine el confinamiento y sea seguro hacerlo.
Existe evidencia de que los niños pueden beneficiarse del entrenamiento cognitivo social, como leer y hablar sobre historias emocionales.
Afortunadamente, ahora sabemos que nuestros cerebros todavía están en desarrollo hasta la edad adulta temprana y, por lo tanto, la posibilidad de volver a aprender las habilidades perdidas aún puede ser posible.
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