Abordamos el tema disciplina positiva: qué es y cómo aplicarla, colocar normas a los niños para su bienestar y desarrollo, pero funciona mejor cuando es con respeto.
¿Qué es la disciplina positiva?
Hay padres que utilizan ciertas frases para castigar o llamarle la atención a sus hijos las cuales son: “Tienes que hacer siempre lo que te ordeno; no hay discusión”, “Aquí tengo listo el zapato por si no limpias el cuarto ¿Quieres que lo pruebe en tu cuerpo?”, “si te portas bien durante la visita, te compro el chocolate que te gusta tanto”.
Estas son algunas de las frases que con frecuencia utilizan los padres para intentar que sus hijos se porten bien, o que hagan caso y lo que ellos desean.
El uso de métodos autoritarios o permisivos se da por el cansancio diario y la monotonía de las rutinas que sufren los padres y hacen que no puedan pensar que hay otras formas de educar a sus hijos.
Como una alternativa eficaz para estos 2 modelos educativos surge la disciplina positiva, la cual se basa en la colaboración, en el respecto implicando al niño en la responsabilidad y autonomía, en el cario, en la empatía, en la libertad de actuación.
También se implica a los niños y en el desarrollo de ellos sea de manera sana y feliz.
Además, desde la perspectiva del modelo no existen hijos ni buenos ni malos, sino buen o mal comportamiento.
¿De dónde viene el concepto de Disciplina Positiva?
El concepto de disciplina positiva es un estilo educativo que surgió en los años veinte, su precursor fue Alfred Adler, un psicólogo estudioso de la conducta humana y discípulo de Freud.
Adler desarrolló una psicología individual para mejorar las relaciones interpersonales.
Su máximo objetivo era promover el cariño, el respeto y la comunicación entre familias y niños sin renunciar a utilizar en los momentos necesarios la firmeza.
Después de varios años, Rudolf Dreikurs, psiquiatra, educador austriaco, autor de diferentes libros educativos y alumno de Adler llevó el concepto de disciplina positiva a Estados Unidos.
Fue en los años ochenta cuando Jane Nelsen y Lynn Lott, ambas autoras de exitosos libros de disciplina positiva las que desarrollaron el concepto fundaron La Asociación de Disciplina Positiva.
Para qué sirve y cómo aplicar la disciplina positiva
Los padres siempre buscan lo mejor para sus hijos cuando se refiere a educación. El objetivo de este tipo de formación es que los niños entiendan las normas que les aportarán seguridad.
No se debe entender esta disciplina como una imposición de estas normas, sino como un medio por el cual el niño se desarrolle de manera sana y feliz.
Se debe ver como algo que les enseñe el camino responsable de sus actos y que toda acción tiene una consecuencia, y, además, que les servirá para aprender la manera adecuada para saber comportarse y actuar en cada situación.
De este modo, con la disciplina positiva se busca favorecer la maduración de los niños para que en un futuro sean responsables, autónomos y felices.
A continuación, enlistamos unas técnicas para educar a sus hijos con disciplina positiva:
Elogiar lo que te gusta
Pondera, cuenta y revive aquellos momentos en los que el niño se porta bien. Son una forma de reforzar las conductas que se quieren repetir.
Colocar rutinas
Establecer normas habituales evitará conductas no deseadas.
Si, por ejemplo, el niño sabe que después de jugar debe recoger los juguetes, le hace entender que si un día no guarda los juguetes estará actuando mal y eso tendrá consecuencias que no le gustan y que deberá asumir. Por lo que, tratará de hacerlo bien.
Control del adulto
El mal comportamiento se puede describir como una llamada de atención ‘mal realizada’. El niño entiende que le dedica más tiempo cuando adopta posturas de este tipo.
No prestar atención cuando el pequeño se comporte de una manera inaceptable, en lugar de discutir con él. Así aprenderá que hay mejores maneras de comunicarse.
En ocasiones hay situaciones que se colocan tensas y el niño sabe lo que hizo está mal.
Es difícil mantenerse tranquilo, pero hay que pensar que no se deben hacer cosas delante de ellos para que después no lo repitan.
Pruebe dejar el lugar donde está su pequeño e intente hacer ejercicios de relajación, esperar estar calmado para entrar.
Preguntar en vez de ordenar
Así se asegura que el niño conoce la respuesta y le dan la libertad de hacer las cosas o no sabiendo las consecuencias de sus actos.
De este modo el niño aprende a comportarse y no a obedecer ciegamente. Por ejemplo, ¿Qué toca hacer ahora? Y dejar que el niño responda.
Avisar con antelación
Antes de que acabe la actividad que está realizando ir diciéndole y recordándole que es lo que viene para que no lo tome por sorpresa
Dar opciones de comportamiento
Dar a elegir el orden en el que quiere hacer las tareas que debe realizar. Por ejemplo, ¿Prefiere ducharte antes o después de cenar?
Tabla de recompensas
Establecer límites y reglas claros de manera escrita puede hacer que el niño vea de manera clara que se refuerza una cantidad de acciones bien realizadas.
El ejemplo de los padres
Es la mejor técnica de disciplina positiva. Los niños imitan todas las conductas que le llame la atención si no existe otras alternativas por lo que los padres ha de actuar con coherencia para servir de modelo a sus hijos.
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