Hoy hablamos del spanking: en qué consiste este juego sexual y algunas recomendaciones para principiantes.
El spanking es una práctica tan común que muchas personas en realidad no la reconocen como un juego sexual. No obstante, cuando se trata de la sexualidad en una pareja, lo mejor es conocer, experimentar, entender y delimitar.
El término ‘spanking’ literalmente significa ‘nalguear’, no obstante, cuando nos referimos a este como práctica sexual, se refiere a dar azotes en los glúteos ya sea con la mano o algún otro complemente, con finalidad erótica.
El sexo no siempre es la finalidad
Aunque la finalidad es erótica, el fin no siempre es el sexo pues tiene más que ver con la estimulación y el juego de roles. El spanking, es por sí mismo una experiencia enérgica y estimulante.
El juego de roles que se desempeña durante el spanking es complejo, pues uno de los participantes actúa como castigador y el otro como castigado. Es un sometimiento en el que ambas personas están de acuerdo en su rol a desempeñar.
Durante este juego sexual, la excitación crece de igual forma que la intensidad de las nalgadas, aunque nunca llegan a ser violentas o provocar daño real. Aunque no es imperativo, muchas veces viene acompañado de lenguaje ‘sucio’, depende de cada pareja.
Consejos para practicar el spanking
Aunque es una práctica sexual recurrente, muchas personas desean experimentarlo por primera vez y no se atreven, es por eso que expertos proponen tres consejos.
Confianza: la pareja debe tenerse mucha confianza, de lo contrario podría terminar en no ser estimulante para alguno o ambos participantes.
Disfrute de ambos: debe ser una practica consensuada, pues aquello que no se disfruta, inmediatamente se convierte en violencia.
Límites: delimitar lo que se puede y lo que no durante el acto es importante para que ambos puedan relajarse y disfrutar plenamente del juego.
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